jueves, 15 de enero de 2015

Poesía





Qué le pasará a aquella princesa,
sus cabellos de oro no brillan,
o su invierno reflejado en ella no es una maravilla,
oh, que le pasará.

Todos los campesinos la miraban,
o tal vez la envidiaban,
pero cualquiera que la mirara,
se quedaría con más ganas.

Un príncipe paso por allí,
parecía llevar serrín
para presumir,
no es que se diga que es mucho,
pero por lo menos él parecía feliz.

La princesa se impresionó pues
que desgraciada si se casara con él,
pasaría toda la vida llorando
con serrín en las manos o
con palos  o si no, limpiando.
.

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