Tumbado
sobre la arena,
con sueños
hechos de olas,
el niño
duerme la siesta
que cantan
las caracolas.
Los rayos de
sol calientan,
la piel del
niño dormido.
Las gaviotas
cantaban,
un alegre
sonido.
El niño se
despierta
y alegremente
mira el mar.
Y con su
mirada abierta,
mira una ola
espectacular.
Muy requetebién Rocío.
ResponderEliminarGracias señooo!!
Eliminar