Entonces dejó a su perro Baltasar a cargo mientras él iba a buscar a Nora. Cuando llegó, le tiró piedras en la ventana y ella se despertó. Se asomó por la ventana y al ver que era él, bajó corriendo a la calle. Como habían pactado, ella le dio el beso y se miraron durante un buen rato. Al cabo de quince minutos llegó el capitán del barco y al ver que no estaba realizando su trabajo lo detuvo.
Al día siguiente, Nora fue a verlo a la cárcel y le preguntó al capitán que si podía hacer algo para sacarlo de allí. Éste le dijo que para sacarlo de allí tendría que pagar tres mil euros, así que esa misma tarde fue a hablar con su padre para que le dejara el dinero, pero no lo consiguió.
Nora estaba preocupada, no sabía qué hacer para rescatar a su novio. Unos días después, fue a dar una vuelta por la parte baja del pueblo , estaba caminando cuando miró detrás de un arbusto y encontró muchos manzanos. Nora tuvo la genial idea de vender todas aquellas manzanas con las que ganar dinero y poder así sacar a su novio de la cárcel. Esa misma tarde empezó a vender manzanas para recaudar el dinero que le pedían y finalmente lo consiguió.
Nora, feliz, fue a la cárcel a pagar el dinero y ,así, los dos juntos, se fueron lejos a comenzar una vida juntos.
viernes, 28 de noviembre de 2014
Continuación de El cuento del joven marinero
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Muy bien, dale un repasillo.
ResponderEliminarYa he corregido
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