Gerónimo cogió una pequeña llave y de pronto oyó un crujido. La estela se había convertido en una escalera de polvo de oro. Subió y subió... Hasta que se encontró con una pequeña puertecita de oro. La abrió y al pasar la puerta se encontró con una ranita. Se llamaba Plumilla verdoso. Este lo acompañó todo el camino. Gerónimo siguió su camino hasta llegar a una puerta de rubí.La cruzó y se encontró con el reino de las brujas. También estaba el reino de las sirenas, con una puerta de una roca brillante y amarilla. El reino de los dragones, con una puerta de cuarzo amarillo. El reino de los duendes, con una puerta de esmeralda. El reino de los gnomos, con una puerta de zafiro. Y por último, el reino de las hadas, con una puerta de diamante.
Si queréis saber cómo continua el libro, leedlo, está muy chulo, y además, tiene ocho olores. Si queréis, podéis pedírmelo y leerlo.
Está muy bien Rocío, un repasillo y estupendo.
ResponderEliminarYa he corregido seño.
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