Este libro ha sido un poco largo para mí, porque tiene muy pocos dibujos. En algunos momentos ha sido aburrido, pero en otros me ha gustado.
He aprendido de este libro que los ancianos pueden quererse, y que no hay nadie que pueda impedirlo.
También, que tenemos que querer muchísimo a los abuelos y visitarlos de vez en cuando, para que no se sientan nunca solos.
No hay que ser malas personas, como Josefina, que sólo iba a casa de su abuela para pedirle dinero.
Los niños no tienen que pedirle dinero a los abuelos, porque ellos se alegran un montón cuando vamos a visitarlos, así que, no os aprovechéis de los abuelos y queredlos muchísimo.
lunes, 26 de mayo de 2014
¿Quién quiere a los viejos?
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Muy bien Juanma.
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