Un día normal y corriente yo hacía los deberes, cuando oí unos ruidos. Bajé corriendo las escaleras y me dirigí a la cocina y había un plato roto
por todo el suelo, todo esturreado.
Miré hacia arriba y una ventana sobresalía, miré en ella y vi unas huellas,
me dirigí tras ellas, las huellas paraban en una casa feísima.
Entré en ella y cogí una cuchara, entonces en una habitación resplandecía
una luz, entré y dije con cara de estreñido:
-¡Alto tengo una cuchara de beber sopa!
Me dirigí hacía la cama, y entonces un hombre
con cara de Patricio me atacó y me dijo:
- ¿A qué has venido?
-A beber sopa.- Dije yo.
-O me lo dices o te doy un galletón.- Me respondió él.
En ese momento, de repente, piñas. Yo dije para mis adentros: "Esto no ayuda, ojalá algo me ayudase".
En ese momento un ladrillo se desprendió y cayó en esa cara tan fea, ¡pude salvarme! Miré esa cara de Patricio e hice el gesto de la siguiente imagen.
jueves, 16 de octubre de 2014
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Está mucho mejor, has mejorado mucho. Un par de consejos: revisa bien el escrito, sin prisas y procura puntuar bien los diálogos.
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